lunes, 24 de septiembre de 2012

Guerra de Malvinas.

                       Guerra de Malvinas.







  La guerra de Malvinas también conocida como la guerra del Atlántico Sur fue un conflicto muy violento entre Argentina e Inglaterra que se desarrolló en las Islas Malvinas (Georgias del Sur y Sandwich del Sur). Dicha guerra comenzó el 2 de abril y concluyó el 14 de junio de 1982.
    Todo comenzó de la siguiente manera: En 1982, nuestro país se encontraba bajo el gobierno militar de Leopoldo Fortunato Galtieri, el cual estaba pasando por graves problemas económicos y sociales. 
    El 2 de abril de ese mismo año, las tropas argentinas comenzaron a desembarcar en las Islas Malvinas tomando su gobierno con el apoyo de toda Latinoamerica con  excepción de Chile, por ejemplo Nicaragua ofreció tropas, Venezuela petróleo y Perú, aviones de reemplazo. Al principio el combate fue mínimo porque Inglaterra tenía solamente una guarnición de policías para el orden interno. Pero para evitar que halla una guerra hubo diferentes mediaciones, entre los que se destaca al secretario general de la ONU, Javier Pérez de Cuellar, y al secretario de Estado norteamericano, Alexander Haig. Lamentablemente ellos no pudieron evitar nada, el 1 de mayo cuando la flota de Gran Bretaña llegan a Malvinas para recuperarlas, comenzó la guerra.
   Inglaterra empezó atacando las diferentes posiciones argentinas principalmente el Puerto Stanley con los aviones de la Fuerza Aérea Británica. Como no lograron expulsar a las fuerzas aéreas y navales argentinas, el submarino nuclear Conqueror hundió al crucero argentino General Belgrano, lo que provocó la muerte de 368 hombres argentinos. Luego, un misil Exocet lanzado por la aviación argentina hundió a un destructor británico, el HMS Sheffierd.
   El 21 de mayo las tropas del Reino Unido lograron desembarcar en la Gran Malvina luego de interminables ataques aéreos. Fueron hundidos tres buques de guerra y un mercante, el Atlantic Conveyou, varios helicópteros se perdieron y numerosos aviones argentinos fueron derribados.
   Luego del desembarco, el 28 de mayo se produjo el principal combate a tierra. Un contingente británico de 600 hobres derrotó a una guarnición argentina mayor en número en Malvina del Sur tras un  duro enfrentamiento. Los británicos fueron, entonces, hacia la principal guarnición que estaba en el Puerto Stanley, y el 8 de junio el buque Sir Galahad fue destruido por aviones argentinos en Port Fitzroy.
    Luego los británicos tomaron las tierras altas que rodean Puerto Stanley. Y fue así como el 14 de junio de 1982 se produce la rendición de las tropas argentinas. Las islas vuelven a ser británicas.
    Desde entonces hasta la actualidad Gran Bretaña es el dueño de las islas, y no ha querido discutir con nuestro país el problema de la soberanía para efectuar la devolución de las Malvinas a la República Argentina.





  •  TESTIMONIO DE UN EX COMBATIENTE, CONSCRIPTO CLASE 62. FORMÓ PARTE DEL REGIMIENTO DE INFANTERÍA 3 GENERAL BELGRANO, CON ASISTENTE EN PUERTO ARGENTINO.
" La primera noticia concreta de la existencia de un lugar llamado Malvinas la tuve el 2 de abril de 1982. En Ezeiza, mientras se agotaba mi resistencia en los últimos días como soldado, en plena instrucción de la clase nueva, la 63, un sacudón me despertó en aquel amanecer fresco y soleado. Era un compañero de guardia, Liguori, lo recuerdo perfectamente, que nos sacó poco menos que a las patadas de la carpa."Todos arriba, que tomamos Malvinas , chicos", dijo. 
  Malhumorado y todavía dormido, pensé que era una joda más de las que hacíamos para soportar ese tiempo que faltaba hasta mayo, fecha en que supuestamente volveríamos a ser civiles.
  Pero no era una joda. No sólo porque en dos horas dieron la orden de levantar el campamento para volver al Regimiento, sino porque desde el televisor instalado en la carpa de oficiales aparecía un ensorbecido Galtieri, envuelto en millones de gargantas en Plaza de Mayo, que le pedían valor para sostener su locura.
   Ocho días después estaba desembarcando en Puerto Argentino, en pleno corazón de la Isla Soledad, un nombre nunca mejor elegido para describir ese lugar: Nada por aquí, nada por allá, un viento que cortaba la cara y miles de interrogantes a los que en mis incipientes 19 años no le encontraban respuestas. 
   Así sin comerla ni beberla, con u  bolso al hombro que pesaba toneladas y si más preparación que la de haber tirado un par de tiros en un polígono, mee convertía sin proponérmelo en un protagonista de la historia, casi un héroe moderno. De esos que con el tiempo se golpean el pecho para decir "yo estuve allí y la puedo contar".
   Pues bien lo lamento por aquellos que me soñaron con llevarme a una estampita. No creo ni me siento un héroe. No me sale reinvidicarme como un guerrero que fue a dejar la vida por la patria, simplemente porque esa patria  que me enseñaron el servicio militar me lastimó más que las bombas que tiraban los ingleses sobre nuestras posiciones en los últimos días de combate, cuando Puerto Argentino ya era un infierno.
    Y no me sale, sinceramente, porque me siento impotente de haber visto cómo para los generales, y para muchos oficiales, haber ido a Malvinas fue una prolongación de la colimba. Si la prioridad en una guerra es estar afeitado, desfilar bien el 25 de mayo o estar firme como una estatua en un puesto de guardia, anyes que garantizar que la tropa esté bien alimentada y protegida, no es mi guerra.
   En los 64 días que estuve en Malvinas, tuve la suerte de que no me faltara comida (aunque fueran repugnantes guisos a punto de disecarse), de vivir casi la mitad del tiempo bajo techo, de no sufrir el horror de tener que empuñar mi fusil para dispararle a otro ser humano (fuera de la nacionalidad que fuera) y de contenerme junto a un grupo de amigos a lo lamentablemente nunca volví a ver, pero que los siento parte entrañabvle de mi vida. El ya citado Liguori, Alejandro Crudo, Sergio Botamedi, Edi Gueler, tipos con los que en las malas pude sentir en carne propia el valor de la solidaridad en situaciones límites. Ellos son una parte grande de la historia.
    Hay otra parte, mucho más ciega y oscura, que quisiera enterrar, pero no puedo. Ni debo. El ruido del primer bombardeo. El entierro de Jorge Soria, con quien compartí 10 meses en el viejo R3 de Tablada. El fríó y el hambre de los que se bancaron dos meses a intemperie, mientras la mayoría de sus jefes se hacían panzadas con la comida que se mandaba desde el continente. Ver estaqueado a un compañero por el tremendo pecado de sacar comida de un depósito. La miserable campaña de desinformación y presión psicológica a la que se nos sometía. No saber si podría estar junto a mi familia algún día.
    Para los que volvimos a salvo y medianamente lúcidos y sanos, está en tratar de poner un poco de blanco sobre negro, para que mucho de lo que se tapó desde entonces salga definitivamente a la luz.
    El estado, a través de los sucesivos gobiernos democráticos desde el 83 hasta hoy, tiene una responsabilidad pendiente enorme. No sólo para evitar que muchos ex combatientes se sigan debatiendo entre la vida y la muerte por la falta de políticas concretas. También tiene la chance de reafirmar su compromiso de no olvidar y empezar a juzgar a los verdaderos responsables de la locura de un General, que desembocó en la pérdida de miles de inocentes. Cuando llegue ese día, nuestros muertos, los verdaderos héroes, los que dejaron su vida en combate, podrán descansar en paz. Y yo podré sentirme importante. Mientras tanto es imposible que me olvide de ellos".

La frase que más nos impactó de este conmovedor relato fue: " NO QUIERO NI ME SIENTO UN HÉROE. NO ME SALE REIVINDICARME COMO UN GUERRERO QUE FUE A DEJAR LA VIDA POR LA PATRIA. LO LAMENTO POR LOS QUE ME QUERÍAN PARA LA ESTAMPITA".






    
A pesar de que en esta guerra el triunfo fue de los ingleses, las Islas Malvinas son ARGENTINAS por tres motivos:
 - Por su historia: España fue la nación descubridora, porque fue Esteban Gómez el primero que las avistó.
 -Por su geografía: Las islas se encuentran dentro de la Plataforma Submarina Argentina, a una distancia de 346 Km del continente.
  Pertenecen a la Patagonia Argentina.
  El archipiélago figura en la cartografía de la época no así en la inglesa.
- por su jurisdicción: Cuando Argentina se independiza hereda de España los derechos sobre ellas, sin reclamaciones por parte de ningún país.



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